La paz a aquí, es una palabra de saludo (shalom) y despedida acostumbrado. En su despedida, Jesus nos asegura que en su ausencia, El Espíitu Santo nos dará su paz. La paz que Cristo nos ofrece no es lo que el mundo conoce como paz. Para los humanos, la paz es solo la ausencia de guerra y conflictos. En una manifestación publica en pro de la paz, se levantan pancartas, banderas y cartelones en protesta contra la guerra, y las armas; y mas bien se aboga por la educación y la justicia social. Sin embargo, esa misma gente que busca la paz, tienen conflictos internos, anidan odio y resentimiento contra los demás, abandonan a la familia, y no hay respeto por los padres. Pero eso si, quieren la paz. Pero qué tipo de paz buscan? La paz que el mundo ofrece: ausencia de guerra.
Por otro lado, también hay personas que tienen mucho dinero: pueden comprar lo que se les antoje, manejar el auto de sus sueños, y viajar por el mundo. Cualquiera que los ve pensaría que esas personas son felices, no tienen dificultades, y viven en paz. Sin embargo, en la mayoría de estas personas, la verdad es otra. Para muchos de ellos, la vida no tiene sentido; viven con un vacío existencial. Algunos se hunden en el vicio, las drogas, los placeres, los barbitúricos; pero, el vacío sigue ahi. Muchas veces el dolor interno es tan grande, que pueden llegar al suicidio. Y es que, tienen la paz que el mundo ofrece, pero no es la paz que Jesus da.
El mundo esta de cabeza. La gente invierte los valores: buscan la paz en vez de buscar a Jesus. No se dan cuenta que la paz verdadera no es una idea, un concepto; la paz verdadera es una persona: Nuestro Señor Jesucristo. El hombre sin Cristo tiene paz en relación con el mundo, pero tribulación en relación con Dios. El cristiano tiene paz en relación con Dios, pero aflicción en relación con el mundo. Y, es que, no se puede servir a dos señores, o servimos a Dios , o servimos al mundo.
La paz que Cristo ofrece es una paz interior; la paz de Cristo no es solo la ausencia de problemas; la paz de Cristo es estar tranquilo, a pesar de los problemas. La paz que Cristo ofrece es estar en paz en medio de la tormenta; es estar en calma y sereno cuando todo a tu alrededor parece que se desploma. Jesus nos enseño una gran lección la noche que paso por una tormenta en el mar de Galilea: había olas gigantescas, vientos huracanados, una gran tempestad; por más que los discípulos luchaban, no podían hacer nada; todo parecía perdido. Pero, Jesus no estaba preocupado; dormía tranquilo: tenia paz. Por eso, hoy podemos descansar en su promesa: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”.
Pastor Javier Huerta